lunes, 28 de noviembre de 2011

Oportunidades para tener más hijos

Por Fanny Ruiz Palacios


A más hijos, más dinero

Imagina que te dan dinero por cada hijo que tienes, es como un sueño hecho realidad, un sueño que le debes al gobierno mexicano y su Programa Oportunidades. Al menos, en Querétaro, estado de la República Mexicana, sí lo deben agradecer, pues según el número de hijos y el grado de sus estudios, de cada uno, les brindan una, nada despreciable, suma de efectivo.

Jessica Rodríguez Sagaón, quien fue médico de dicho programa durante su servicio social realizado en el pueblo de Encinos, un municipio de Peña Miller, Querétaro, dice que “Oportunidades te da dinero porque se supone que entre más hijos tengas, más necesidad tienes; pero la realidad es que (algunos habitantes) piensan: ‘debo tener más hijos para que me den más dinero’”, parece que les salen bien las cuentas.

Para la doctora Rodríguez Sagaón “el programa del gobierno si ayuda pero la gente hace “concha”, porque el gobierno les da dinero sin hacer nada; entonces ¿para qué trabajar? En Encinos, por ejemplo, la mitad de la gente no hacía nada, no tenía cómo obtener ingresos, son familias de cuatro a seis integrantes que sobreviven con Oportunidades”.

El colega de Jessica Rodríguez, David Ruiz Palacios, médico del Programa Oportunidades en Querétaro, reafirma sus declaraciones al decir que “las familias reciben dinero dependiendo el número de hijos”. Además, “a los niños que van a la escuela les dan una cantidad determinada para que asistan aseados y con sus útiles”.

En la página web oficial del programa se escribe: Oportunidades es un programa integral destinado a la población en extrema pobreza, misma que padece los más altos índices de desnutrición, enfermedades básicas curables y deserción escolar.

La doctora Rodríguez corrobora esta información, “por medio de este programa se intenta ayudar a las familias, se supone que sólo deben manda a sus niños aseados, pero ni siquiera eso hacen, fue por eso que comenzaron a pasar lista y cuando lo hacían, revisaban que los alumnos llevaran su ropa en buen estado. Pero, yo veía que algunos iban sin zapatos”.

“Cuando los estudiantes faltan a su escuela, el director les registran su inasistencia y mandaba las listas al Programa para que a la familia le descontaran dinero por no realizar sus deberes. Además, si un alumno falta injustificadamente a la escuela, no llevaba el uniforme (ropa en buen estado) o si no tiene lo necesario en cuanto a útiles, les dan menos de la cantidad que reciben”, afirma.

El médico, Ruiz Palacios, egresado de la Escuela Nacional de Medicina y Homeopatía explica que la cantidad que dan se incrementa si es mayor el nivel de escolaridad del hijo, “la gente me contaba que les convenía que sus hijos siguieran estudiando: ‘es que así me dan más dinero doctor’. Me comentaron que el mismo gobierno les decía: ‘no se preocupen por tener hijos, nosotros los apoyamos económicamente’. Ahorita, como ya abrieron la sobrepoblación, les dicen: ‘mejor planifiquen’”.

Oportunidad-es

Todos los días, a las cinco de la mañana el médico egresado del Instituto Politécnico Nacional (IPN), David Ruiz sube a su camioneta y maneja rumbo al poblado de Ocotitlán ubicado en la Sierra Gorda Queretana, perteneciente a Cadereyta de Montes, pues hasta allá trabaja.

Cada amanecer inicia su labor desde las ocho de la mañana, a excepción de los lunes, cuando lleva sus registros a Cadereyta para rendir cuentas de sus consultas y el cumplimiento de los jefes de familia a las pláticas sobre temas de salud pública, que él está obligado a dar. Su día termina hasta las seis u ocho de la tarde, según la cantidad de pacientes que reciba.

“Llevo más de seis meses trabajando en Oportunidades, pero desde que estudiaba en me acerqué a este programa porque realicé mi servicio social en Querétaro”.

Desde entonces, él conocía que se trababa de “un programa del gobierno encaminado a ayudar a las personas que tienen menos recursos, que consta de tres esferas: educación, salud y alimentación. En cada una de estas esferas los pacientes tienen derechos y obligaciones”.

“En educación se concede el derecho de ir a la escuela, los niños reciben desayunos escolares y les dan útiles; en algunas ocasiones, les dan uniformes, libros y todo lo que puedan necesitar”.

Sobre esto, la información oficial dice que: el objetivo de este componente es aumentar la inscripción, permanencia y asistencia a la educación básica y media superior. Para lograrlo el Programa otorga becas educativas a niños, niñas y jóvenes de las familias beneficiarias menores de 18 años de edad que estén inscritos al inicio del ciclo escolar entre tercero de primaria y tercero de secundaria.

Las becas de educación media superior –implementadas a partir del ciclo escolar 20012002- se asignan a jóvenes entre 14 y 21 años de edad. Las becas son crecientes conforme al grado escolar y son mayores para las mujeres a partir de la secundaria. Además, los becarios reciben apoyos monetarios para adquirir útiles escolares.

Con el fin de recibir los apoyos de este componente, los hogares beneficiarios tienen la corresponsabilidad de inscribir en la escuela a los niños y jóvenes, y de que éstos asistan regularmente.

“Respecto a la alimentación, en las escuelas les dan desayunos, y por parte del centro de salud reciben complementos alimenticios tanto niños desnutridos, Nutrisano, como las mujeres embarazadas, Nutrivida”, dice David Ruiz.

“De seis meses a dos años se les da a todos el complemento alimenticio, ya después sólo se les da a los desnutridos; pero no se toman, ni comen, me doy cuenta porque llegan a decirme: –doctor, es que no se lo quiere comer (el niño)”, afirma.

El Programa otorga apoyos monetarios directos, de manera bimestral, a las familias beneficiarías, para contribuir a que mejoren la cantidad, calidad y diversidad de su alimentación, buscando por esta vía elevar su estado de nu­trición. Asimismo, la entrega mensual o bimestral de complementos alimen­ticios y la educación alimentario-nutricional busca reforzar la alimentación infantil y de las mujeres embarazadas y en periodo de lactancia.

“En cuanto a la salud, tienen derecho a recibir atención médica oportuna, en primer, segundo y tercer nivel, esto quiere decir que si no se puede hacer nada más en el centro de salud son enviados a un hospital; también les damos medicamento”, comenta el médico del IPN.

Por su parte, la Secretaría de Salud afirma la existencia de tres estrategias: proporcionar de manera gratuita el Paquete Básico Garantizado de Salud, el cual constituye un beneficio irreductible, según la edad, sexo y evento de vida de cada persona.

En caso de requerirse servicios de urgencia atendibles en este nivel, éstos serán otorgados en las unidades de la Secretaría de Salud, del IMSS Oportunidades y de otras instituciones participantes en el Estado.

Se trata de promover la vigilancia y monitoreo del estado nutricional de la población beneficiaria, en especial de los niños desde la etapa de gestación hasta la edad de cinco años y de las mujeres embarazadas y en periodo de lactancia, con el fin de lograr la identificación temprana de problemas de desnutrición y orientar sobre el consumo adecuado de los suplementos alimenticios que el Sector Salud defina.

El seguimiento y control del estado nutricional se realizarán mediante la consulta médica mensual, en la que se toman las medidas antropométricas de los niños y niñas, y se vigila el estado nutricional y evolución del embarazo de la mujer, y en caso de ser necesario se entrega complemento y/o suplemento alimenticio (Nutrisano y Nutrivida).

Ocotitlán es un poblado rural, cuenta con lo básico para vivir, no tiene pavimento, por ello el transporte carece y caro. Para moverse de un poblado a otro, los habitantes piden “aventones”, de lo contrario tendrían que pagar altos costos (de 300 a 700 pesos por viaje).

Este pueblo queretano es ejemplo de los lugares a donde primero llegó el Programa Oportunidades, pues inició su operación en 1997 en zonas rurales (bajo el nombre de PROGRESA) y desde entonces ha ampliado su cobertura hasta incursionar en las zonas metropolitanas.

En su primer año, el Programa atendía a alrededor de 300 mil hogares en cerca de 11 mil localidades, y a principios de la pasada administración el padrón de beneficiarios ascendía a 3.2 millones de hogares residentes en alrededor de 68 mil localidades rurales y semiurbanas. Año con año aumenta el número de beneficiarios, pero para algunos no queda claro cómo formar parte de él.

La selección, ¿cómo tener más dinero?

Este Programa del Gobierno Federal tiene como objetivo apoyar a las familias que viven en condición de pobreza extrema, con el fin de incrementar las capacidades de sus integrantes y ampliar sus alternativas para alcanzar mejores niveles de bienestar, a través del mejoramiento de opciones en educación, salud y alimentación, además de contribuir a la vinculación con nuevos servicios y programas de desarrollo que propicien el mejoramiento de sus condiciones socioeconómicas y de calidad de vida.

Según la egresada del Instituto Politécnico Nacional, “en el Distrito Federal se realiza un estudio socioeconómico para saber si una familia puede o no ingresar al programa; pero en los pueblos no, allá todos ingresan más fácilmente. Sin embargo, no hay un modulo en donde se puedan dar de alta, sólo pueden hacer sus trámites cuando pagan a los beneficiados (van en camionetas de pueblo en pueblo a pagarles en efectivo), ese es el momento ideal o el único, para que nuevas familias se acerquen a inscribirse”.

Para afiliarse al Programa Oportunidades en el D.F. y Estado sólo deben llevar acta de nacimiento, credencial de elector y su palabra que diga que no tienen ningún tipo de seguro médico, asegura la egresada del IPN.

Y ¿usted cómo se enteró?

“Me llamo Eduviges Ramírez tengo 35 años y soy parte del Programa desde que vinieron los señores a pagarle a los que ya tenían Oportunidades, nos apuntamos mi comadre y yo con ellos para que nos dieran también el apoyo”. Lleva dos años inscrita y el dinero que recibe del Gobierno lo utiliza para comprar comida y ropa a sus hijos, además se ayuda de lo que le envía su marido, “él trabaja en Estados Unidos y nos manda dinero”.

Elizabeth Hernández, de 52 años, lleva más tiempo como beneficiaria, “lo tengo desde hace 13 años, un día nos fuimos a apuntar a El Aguacate con los señores de Oportunidades”. Ella dice depender de la ayuda económica del Gobierno, sin embargo, también sus hijos trabajan y le dan dinero, mismo que gasta en “en maíz para tortillas y en comida”.

Lázaro Rojo tiene 75 años y “yo me enteré del Programa Oportunidades hace mucho, hace 10 años fuimos a apuntarnos, igual que doña Elizabeth, a El Aguacate para que nos dieran el apoyo”. Él depende sólo del Programa “porque ya no puedo trabajar, también me dan lo de la ayuda de los adultos mayores (Programa de 70 y más). Lo que me dan lo uso para darle a mis hijos para que me den de comer y de vez en cuando me compro un litro de pulquito”.

Al igual que el señor Lázaro, Leonor Sanchez, de 69 años de edad, está inscrita en el desde hace 14 años, “nos citaron en las oficinas de El Aguacate y allí nos inscribimos”. La ayuda económica que recibe es muy importante para ella porque es su única forma de ingresos, “con esto compro comida y masa para hacer tortillas”.

Hace cinco años, que Pompeya Ramírez, de 25 años, se enteró del Programa “es que los señores de Oportunidades nos vinieron a ver y nos dijeron que iban a dar un apoyo para la gente”. Pero ella no sólo vive de eso pues trabaja “para que me alcance para los gastos de la casa”.

Su vecina, María Eleuteria Martínez cuatro años mayor que ella, tiene menos tiempo como miembro del Programa “hace un año nos apuntamos, la vez que vinieron a pagarles a las otras personas que tienen Oportunidades y nos dijeron que para la otra que vinieran nos iban a decir si nos daban el apoyo o no, y sí nos lo dieron”.

Como otras mujeres, María también recibe dinero de su esposo que “trabaja en los Estados Unidos, y lo que nos manda lo gastamos para cooperar para las fiestas del Rancho (la comunidad donde vive), también para comprar la comida y la ropa de mis hijos.

La difusión sobre el programa, la hacen cuando van a pagarles a los beneficiaros. Ese es el momento que aprovechan las personas, como Fortina Casas que se incorporó a la lista de beneficiados del Programa Oportunidades, hace 12 años, cuando “vinieron unos señores y nos dijeron que nos iban a dar una ayuda para nosotros y nuestros hijos, pero que los teníamos que mandar a la escuela y nosotros sólo teníamos que ir a consultas, platicas y juntas “.

Selección, “felicidades es candidato para recibir Oportunidades”

La versión oficial que dice que los apoyos tienen un monto mensual único en todo el país, independien­temente de la localidad de residencia y del tamaño o composición de la familia. Ello complementa el esfuerzo que se realiza a través del reforzamien­to alimentario directo, ya descrito con anterioridad.

Pero, según el médico egresado la Escuela Nacional de Medicina y Homeopatía, los del Programa Oportunidades, en Querétaro, “pueden ir a la casa de una persona de bajos recursos y decirle que es candidata para entrar al programa y, otras veces, las familias acuden a las oficinas a darse de alta”.

“Me contó la enfermera con quien trabajo en Ocotitlán que en una zona residencial de Querétaro fueron los de Oportunidades y dijeron: -felicidades señor, usted es candidato para recibir Oportunidades y les vamos a ayudar a pavimentar su carretera; el señor ofendido le contestó: –no, yo no quiero ese programa, ¿no estás viendo en dónde vivo?, nosotros podemos pavimentar la carretera; no necesitamos la ayuda del gobierno”.

Hablemos de obligaciones

Para el Programa Oportunidades “es muy importante sensibilizar a la familia, especialmente a las titulares y a los padres de familia, para que el apoyo económico mensual se destine efec­tivamente a la compra de alimentos, en beneficio de su salud. El apoyo para la alimentación está sujeto a dos acciones: la asistencia de todos los integrantes de la familia a sus citas programa­das en los servicios de salud; la asistencia del integrante de la familia citado preferentemente, o en su caso, cualquier otro integrante de 15 años o más a su sesión mensual programada de los talleres comunitarios para el autocuidado de la salud”.

David Ruiz explica que “en el sector salud, las familias beneficiarias están obligadas a ir a unas pláticas comunitarias sobre salud y prevención de enfermedades. Es su responsabilidad acudir a consultas dependiendo de la edad que tienen: “hay citas a los siete, a los veintiocho y a los cuarenta y dos días de nacido; después, las citas son cada mes hasta que cumplan el año; del año a los dos años las citas son cada tres meses, y de los dos años hasta que sean viejitos es cada seis meses”.

A los niños desnutridos y obesos, las mujeres embarazadas, así como a los que tienen enfermedades como la diabetes, hipertensión o algún otro padecimiento se les cita cada mes.

El registro médico

“Nos dan dos formatos, uno es el S1 y el otro el S2. En el primero viene el nombre de los integrantes de cada familia quienes tienen la obligación de acudir a las consultas médicas; este formato se llena una vez al inicio de cada año y allí se anotan las citas para llevar el control, de enero a diciembre”, informa el médico de Ocotitlán.

“En el formato S2 se registran las faltas, en donde sólo se registra al titular, a quien le pagan. Estos formatos nos los entregan cada dos meses, es allí donde reportamos las faltas. Viene enero-febrero, marzo-abril, etc., así que cada mes revisamos el cumplimiento de sus citas médicas y su presencia a los talleres”.

“Este documento lo envían hasta el Distrito Federal y si uno de los integrantes de oportunidades no fue a sus citas médicas, nosotros debemos ponerle una falta, la cual repercute en el monto que les da”.

Malas inversiones

“He visto que en algunos pueblos, como no tienen dinero, lo que les dan de Oportunidades se lo gastan en otras cosas y no en lo que deberían (alimento o lo esencial para los niños que van a la escuela). Por ejemplo, hay casos en que los niños van descalzos porque no tienen para comprar zapatos; sin embargo, la cerveza y el pulque nunca falta aunque no tengan qué comer”, señaló la doctora Rodríguez Sagaón.

“No saben administrarse, cada vez que les pagan, se pone un mercado y la gente gasta todo allí; no hay una cultura de ocupar el dinero para lo que deben, como su alimentación”.

“Nosotros, como médicos, les damos complementos alimenticios a niños desnutridos y a las embarazadas, pero no se lo comían ellos, se lo daban a sus puercos; me daba mucho coraje que me dijeran: –doctora, ¿no tiene ese alimento para los puercos?”

David Ruiz Palacios cuenta que “cada vez que las familias cobran se pone un mercado fugaz, vendedores están en camionetas y vienen desde abajo (van subiendo por los poblados de la sierra), primero pasas a Aguacate, luego a Camarones, después a las Joyas, Puerto de la Luz y terminan en Ocotitlán. Les dicen: –a ver ¿qué va a querer?, gastan su dinero y al poblado que sigue”.

Mucha gente, así como les pagan se gastan su dinero en lo que sea, en pulque y otras bebidas alcohólicas, por ejemplo.

Hijos que mantienen a sus padres

Según el médico David Ruiz, en Ocotitlán las familias son, en promedio, de diez integrantes. En ese poblado se dedican a tener hijos para que mantengan a sus papás; por ejemplo, hay una señora que tiene cinco niñas y un niño, y me dijo que quiere tener un niño más (niños) para que las mantenga porque uno solo no podría con toda la familia.

Así es la educación que tienen, los hijos mantienen a los papás y las hijas se van. Allá, son los hombres quienes deciden cuántos hijos deben tener.

Adiós ayuda, adiós

Si acumulan dos faltas por familia, se da de baja del programa oportunidades dice el médico del centro de salud de Ocotitlán. “Les quitan el dinero y el suplemento alimenticio, pero no se le retira el derecho a la consulta gratuita, aunque deben pagar el medicamento; en esos casos entra el otro programa: Seguro Popular”, dice el médico Ruiz Palacios.

“No he tenido casos en donde les retiren la ayuda. Aunque, con una falta que tengan en un bimestre se les quita la mitad de su pago”, afirma David Ruiz. A diferencia de Jessica Rodríguez quien tuvo un caso en donde retiraron la ayuda por faltas, “me costó un pleito severo pero yo no sabía que se les retiraba la ayuda; les puse las dos inasistencias porque no habían ido la mamá y el hijo a las consultas médicas, luego de un tiempo la señora fue a verme para decirme que gracias a mi la habían dado de baja”.

“A ellos les daban tres mil pesos bimestrales, y me dijo –‘¿ahora quién me va a dar ese dinero doctora?’ La señora tenía dos hijos y no estudiaban; y ahora ellos se hacen “bolas” porque se mantenían con eso pues nadie trabajaba”.

“Me molesta que hay gente sana que sólo tiene que ir a consulta por requisito y no van porque no quieren hacerlo”.

Esto sucedió porque “cuando un integrante de familia tiene dos faltas en el mismo bimestre son dadas automáticamente de baja. Si eso ocurre, se le retiran todos los derechos y les dejan de dar dinero”, explicó la licenciada en medicina.

“Sólo el titular, quien da de alta a la familia, puede ir a recoger el dinero y si deja de ir dos veces por su ayuda económica, también es dado de baja. Muchas veces, los titulares son personas enfermas, que ya no pueden caminar, no pueden ir porque no tienen dinero para trasladarse o están enfermos y aunque nosotros les damos una incapacidad para que otro familiar lo recoja, no les importa y los dan de baja”.

“Si el titular muere y es el único beneficiado, la ayuda se retira. Además, cuando en una familia un integrante de la familia se casa, a esa persona se le da de baja del programa y ellos, si lo desean, se dan de alta como una nueva familia”, agrega el médico del IPN.

Ni bueno, ni malo

En general, para Jessica Rodrígues Sagaón “lo bueno de Oportunidades es que ayuda a la gente cuando está bien aplicado, es decir, cuando se enfocan en quienes sí lo necesitan. No creo que el programa esté mal, lo malo es que la gente cuando ve que sólo puede obtener beneficios y no cumplen con sus obligaciones no funciona. En encinos, la gente se quejaba de que no tiene qué comer, que sólo vivían con frijoles y huevos pero, eso sí, ves sus antenas de SKY”.

Mientras que para David Ruiz Palacios “el programa Oportunidades está mal definido, porque muchas veces le dan el dinero a quienes no lo necesitan. Ahora que trabajo en Ocotitlán me doy cuenta que la gente recibe dinero aún cuando tienen sus camionetas de alrededor de trescientos cincuenta mil pesos; es decir, no ven si la familia en verdad necesita esa ayuda.

Sin embargo, para él el Programa es más bueno que malo “o bueno del programa es que se preocupa por la salud de la gente, pues los obligan a llevar un control porque los checamos cada determinado tiempo para estar informado de cómo va su salud”.

“Sí estoy de acuerdo con el apoyo económico que se les da, porque muchas familias dependen de eso, pero si se les da el apoyo piensan que si el gobierno les está dando dinero sin hacer nada, sin trabajar, seguirán así. La gente se olvida de sus obligaciones y sólo quieren recibir beneficios”, concluyó.

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